En lo que se refiere al aspecto
nutricional, el albaricoque es un alimento que destaca por su significativo aporte de carotenoides, agua y vitamina A.
Carotenoides. Actúan como antioxidante previniendo el envejecimiento celular y protegiendo el organismo frente a los radicales libres y la aparición de cáncer, a la vez que se aumentan la eficiencia del sistema inmunitario y se reducen las probabilidades de ataques cardíacos. Los carotenos son también requeridos por nuestro organismo para la formación de la
vitamina A.
Agua (88,90%). Favorece la hidratación de nuestro organismo, al que debemos abastecer, incluyendo el consumo a través de los alimentos, con una cantidad de agua que oscila entre los 2,7 y los 3,7 litros, dependiendo de cada constitución, de la actividad física desarrollada, o de estados como el embarazo, la lactancia, enfermedad o exposición a fuentes de calor, circunstancias estas últimas donde las necesidades de consumo aumentan.
Vitamina A. Colabora en las funciones de crecimiento, mantenimiento y reparación del sistema óseo, a la vez que contribuye al desarrollo celular relacionado con la vista, mucosas, epitelios, piel, uñas, cabello y esmalte de dientes. La vitamina A cumple además un rol determinante en la función reproductiva, contribuyendo tanto en la producción de esperma como en el ciclo reproductivo femenino, y favoreciendo el normal desarrollo de células y tejidos del feto durante el embarazo.
El resto de nutrientes presentes en menor medida en este alimento, ordenados por relevancia de su presencia, son: hidratos de carbono, potasio, vitamina C, fibra, vitamina E, vitamina B6, vitamina B, magnesio, hierro, vitamina B2, calorías, calcio, vitamina B3, vitamina B9, fósforo, selenio, cinc, proteínas, yodo, ácidos grasos poliinsaturados, ácidos grasos monoinsaturados, grasa, sodio y ácidos grasos saturados.