Acné

El acné es uno de los trastornos cutáneos más comunes, sobre todo en los adolescentes. Afecta a casi todas las personas y consiste en la aparición de barros y espinillas en el cutis, que a veces se extienden al pecho, los hombros y la espalda. La grasa secretada por las glándulas sebáceas de la piel es un lubricante natural que proporciona lozaína al cutis, pero un exceso de secrección puede provocar que las células muertas y bacterias obstruyan e inflamen dichas glándulas, llegando a acumular pus debajo de la piel si éstas se infectan, lo que puede favorecer la aparición de quistes sebáceos y posteriormente cicatrices y arrugas. La mayoría de las veces el acné se manifiesta durante la pubertad, cuando la mayor actividad hormonal trastorna el funcionamiento de las glándulas sebáceas y provoca una abundante secrección de grasa. En la edad adulta tiende a desaparecer. Otros factores que intervienen en la aparición de acné son la herencia genética, ciertas fluctuaciones hormonales (p.e. días antes de la menstruación), la alimentación o la higiene personal.

Medicina natural. Los naturópatas consideran que los barros y espinillas son el medio de que se vale el organismo para deshacerse de las impurezas que no puede eliminar por las vías normales. El tratamiento que prescriben suele ser a largo plazo, pues primero hay que ayudar al cuerpo a desintoxicarse. Por ello recomiendan aumentar las defensas del organismo para combatir las infecciones y regular la actividad hormonal, a través de una dieta rica en CEREALES ENTEROS, FRUTAS y VERDURAS, a la vez que se reducen los alimentos grasos y refinados. Las verduras deben comerse crudas o ligeramente cocidas para que conserven sus propiedades nutritivas, y las carnes deben ser preparadas al vapor o en el horno en lugar de fritas o guisadas. También conviene sustituir la LECHE entera por DESNATADA y prescindir del chocolate. En lo que se refiere al cuidado de la piel los terapeutas recomiendan técnicas naturales para procurarlo, y quizá algún tratamiento de purificación.

Herbolaria. Para combatir la infección y mitigar la inflamación es aconsejable hacerse un lavado de piel con cualquiera de los siguientes preparados:
MANZANILLA – Una cucharadita de flores secas de manzanilla cocidas a fuego bajo durante 10 minutos en una taza de agua, tapada.
MILENRAMA, SAÚCO o LAVANDA. Un manojo de flores frescas o secas puestas a remojar durante 10 minutos en una taza de agua hirviendo, tapada.
CALÉNDULA – Una cucharadita de tintura de caléndula diluida en un vaso de agua.
Después de colar la solución, hay que lavar las zonas afectadas aplicando el preparado con una bolita de algodón o una compresa. Algunos terapeutas recomiendan una vaporización facial vertiendo agua hirviendo en una palangana con una manojo de flores u hojas, y aproximando la cara encima de ésta, cubriendo la cabeza y el recipiente con una toalla, y no prolongando el tratamiento más de 15 minutos. Para reducir la inflamación emplear flores de MANZANILLA, para desintoxicar la piel flores de TILA u hojas de SALVIA, y para combatir la infección LAVANDA.

Según la gravedad del caso, el herbolario puede prescribir un tratamiento específico con hojas de ALCACHOFA, BARDANA o CELIDONIA, flores de SALVIA o raíces y flores de MALVAVISCO.